martes, 21 de octubre de 2008

Un "Sabio" de la Ultraderecha Española

Desde el primer día en que fue publicado este blog, la sección de comentarios del mismo fue bombardeada por una cantidad inusual de mensajes, cientos de ellos, literalmente hablando. Y una gran cantidad de ellos, como si se hubiesen puesto de acuerdo sus autores, eran para alabar a Joaquín Bochaca como si fuese el gran revelador iluminado de grandes misterios y grandes verdades. En estos comentarios no hubo uno solo en los cuales se respondiese documentalmente a las observaciones hechas también documentalmente por Spectator a los aspectos cuestionables de sus libros que le quitan credibilidad.

Ninguna bitácora de esta naturaleza tiene capacidad para dar cabida a mil ó 2 mil comentarios, como tampoco fue diseñada para darle cabida a ensalzamientos inmerecidos de autores revisionistas fascistas de línea dura como Joaquín Bochaca. Los comentaristas han omitido hacer referencia alguna al propósito central de la labor de Spectator que no es desmantelar punto por punto, página por página, párrafo por párrafo, la propaganda elaborada por el barcelonés que anhela el retorno de la Falange al poder en España y el regreso a la forma en que se vivía en España bajo la bota del dictador perpetuo Francisco Franco. Esa no es la misión de Spectator. El propósito de Spectator es exponer y exhibir el desarrollo de una peligrosísima conspiración urdida desde hace más de medio siglo en las regiones más ultraconservadoras de México, la cual se está enraizando en el poder federal de México y amenaza con extenderse fuera de México si no se hace algo para detenerla. Esta conjura está basada ideológicamente en la misma literatura elaborada por autores revisionistas como Joaquín Bochaca, Salvador Borrego y Traian Romanescu. Es la materia prima con la cual reclutan a sus seguidores que creen y aceptan todo lo que les dicen estos anacoretas revisionistas creyendo en la buena fé de ellos sin cuestionarles nada. El que esta propaganda esté basada en una tramoya de verdades, medias verdades, y falsedades notorias, es un bono extra para exhibir las debilidades sobre las cuales está basada la conspiración que está en estos momentos en marcha, máxime que ninguna causa por justificada que parezca puede basarse en patrañas por las que no vale la pena arriesgar la vida ni andarle jurando lealtad perpetua a otros vivales que están dispuestos a mandarlos matar en cuanto sospechen que sus lacayos se quieren salir de la trampa al darse cuenta del engaño. Pero ultimadamente ni Bochaca ni Borrego ni Romanescu son el objetivo final de Spectator, como el propagandista Nazi Julius Streicher tampoco fué el principal objetivo de las Fuerzas Aliadas en la Segunda Guerra Mundial.

El que los comentaristas apologistas de Joaquín Bochaca omitan hacer mención al verdadero propósito de Spectator que ha sido y sigue siendo la exposición de la conjura hace suponer que ellos seguramente están de acuerdo con que esta conspiración se siga llevando a cabo, y de seguro hasta les dá gusto. Seguramente están felices de ver lo que la ultraderecha ha avanzado en México gracias a esta conspiración. La misma invasión Nazi de Europa no era más que una conspiración para imponerle eventualmente al mundo entero el yugo Nazi, a la que se ha dedicado a justificar Bochaca. Cuando Hitler invadió a Francia para extender su imperio, allí estuvo Philippe Pétain para recibir a los invasores dándoles la bienvenida con los brazos abiertos. Y lo mismo hizo el noruego Vidkun Quisling al entregarle su patria a Hitler. Contra este tipo de traiciones los apologistas de Bochaca no emiten crítica alguna; por el contrario, los alaban al igual que como lo hace su maestro Bochaca. Y en cuanto a España toca, de seguro también verían con muy buenos ojos la fundación de sociedades secretas de ultraderecha en España como los Tecos y el Yunque para repetir lo que está ocurriendo en México y así garantizarle al Franquismo de núcleo duro su retorno al poder. Hay razones para sospechar en la posibilidad de que esto ya está ocurriendo. Siendo así, no se les puede calificar menos que traidores a su propia patria, a su propio pueblo, a su propia nación. Y los espacios de Spectator no son un espacio de bienvenida para este tipo de gente. Razón por la cual, pese a que siempre ha sido la intención de Spectator de dar cabida a todos los puntos de vista, inclusive los contrarios, sólo será publicados aquí aquellos comentarios que tengan alguna substancia que valga la pena comentar o criticar, rechazando la publicación de lo que a fin de cuentas viene siendo propaganda apologética barata venida de gente fanática que por un lado cree en la fantasía de “la gran conspiración judía masónica comunista” y que por el otro no tiene objeción o remordimiento alguno en que algo igual se esté llevando a cabo en estos momentos en su propio país para garantizarle a la extrema derecha su expansión alrededor del mundo clavándole un puñal en la espalda a su propia patria sin medir las consecuencias.

El revisionismo histórico, la piedra angular de la ultraderecha mundial, trabaja sobre una premisa muy sencilla:

Toda la historia mundial y todas las historias locales de cada país deben ser revisadas, re-interpretadas y escritas de nuevo dando como cierta la existencia de una supuesta "gran conspiración judía masónica comunista" para apoderarse del mundo; y si para ello es necesario mentir, falsear los hechos y distorsionar la realidad, entonces tales cosas son aceptables y se deben hacer a toda costa porque el fin justifica los medios: y todo aquél que no esté de acuerdo con esta forma de pensar debe ser considerado como un enemigo que debe ser ridiculizado, neutralizado e inclusive destruído. Si la religión es un estorbo para hacer todo esto, entonces la religión se debe hacer a un lado e inclusive se debe prescindir por completo de ella, y quien no esté dispuesto a hacerlo también debe ser considerado como un enemigo que debe ser neutralizado y eliminado.

Frecuentemente se confunde el término revisionismo con el término negacionismo. El negacionismo consiste simplemente en limitarse a negar que el Holocausto que se atribuye a los Nazis en los campos de concentración especializados en el exterminio de seres humanos haya tenido lugar, y es en cierta forma independiente de la creencia en la mítica “gran conspiración judía masónica comunista” para apoderarse del mundo. El negacionismo por sí sólo únicamente “limpia” la imagen de los Nazis, pero no es suficiente para convertir a un observador neutral en un Nazi. Para convertir a un observador neutral en un Nazi, además de tratar de convencerlo de que el Holocausto nunca ocurrió se vuelve necesario convencerlo además de que la “lucha” de Hitler era una lucha “justa” en contra de una “gran conspiración judía masónica comunista”. Puesto de otro modo, el revisionismo histórico incorpora necesariamente al negacionismo, pero el negacionismo es un revisionismo limitado únicamente a la cuestión del Holocausto.

Los Sabios de la Ultraderecha Mundial encargados de elaborar el indoctrinamiento y los “planes de enseñanza” para inculcar la “nueva verdad oficial” son numerosos, aunque hay algunos que destacan por la proliferación de sus obras. Uno de ellos es el mexicano Salvador Borrego Escalante. Otro de ellos es el tristemente célebre Traian Romanescu. Y otro muy importante en los países de habla hispana es un nativo de Barcelona, España, de nombre Joaquín Bochaca Oriol.

De Joaquin Bochaca Oriol en su biografía se afirma lo siguiente:

Nació en la ciudad de Barcelona el 5 de septiembre de 1931. Presume haber estudiado mucha historia, derecho y comercio. Padre de 5 hijos, ha trabajado en Inglaterra y posteriormente en Francia (1958-1969) Sus conocimientos de idiomas además de su lengua nativa (inglés, francés, italiano) etc.) y su ocupación laboral le han permitido viajar alrededor del mundo. Presumiendo ser un sabelotodo, la diversidad de los temas que trata en sus obras resulta sorprendente: ecología, economía, política, historia, arte, cultura, deporte, etc. Se le puede considerar el fundador de la denominada Escuela Revisionista en España, una línea de “investigadores históricos” que proponen una “verdad científica” frente a la “verdad política” (historia oficial) y lo que los revisionistas suponen que son los dogmas impuestos por el poder.

En Internet es posible consultar varias obras de Joaquín Bochaca. Una de ellas es La Historia de los Vencidos, la cual por su extensión de hecho es un libro elaborado en dos tomos:








con el título alterno “El Suicidio de Occidente”, a la cual se le han dedicado varios sitios como el siguiente:


La tesis del libro es similar a la tesis del libro “Derrota Mundial” del propagandista “intelectual” neo-Nazi Salvador Borrego, según la cual hay una “gran conspiración judía masónica comunista” para apoderarse del mundo, y Hitler vino a este planeta como una especie de Mesías “salvador”, y al ser derrotada la Alemania Nazi el mundo entero sufrió una “derrota mundial”. “La Historia de los Vencidos” pretende dar a conocer “el otro lado de la Historia”, la versión de los derrotados, la versión de los Nazis.

El libro La Historia de los Vencidos consta de los siguientes contenidos:

I.- Versalles

II.- El Comunismo Ruso

III.- De Locarno a Munich

IV.- La Barrera Polaca

V.- El Suicidio Europeo

VI.- La Guerra de Roosevelt

VII.- La Victoria del General Invierno

VIII.- 1945. El Purim

IX.- La Descolonización

X.- La Guerra Ideológica

Bibliografía

Una buena forma de evaluar la calidad de un libro es conociendo los libros y documentos en los que se basó el autor para elaborar su libro, y entre los materiales utilizados por Joaquín Bochaca encontramos los siguientes (se recomienda al lector consultar los enlaces biográficos de Wikipedia agregados a algunos de los autores para que el lector compruebe por cuenta propia quiénes son realmente tales autores):

Salvador Borrego: Derrota Mundial.

William C, Bullit: The World Menace.

William C. Bullit: Cómo los Estados Unidos ganaron la guerra y por qué están a punto de perder la paz.

J. G. Burg: Schuld und Schicksal.

Georges Champeaux: La Croisade des Démocraties.

Winston S. Churchill: Step by Step.

Winston S. Churchill: Great Contemporaries.

Winston 5. Churchill: Memorias.

Galeano Gano: Memorias.

Thomas Connally: My name is Tom Connally.

Henry Coston: La Haute Banque el les Trusts.

Henry Coston: Les Financiers qui menent le monde.

Henry Coston: Le Retour des 200 familles.

Birger Dahlerus: Memorias.

Aldo Dami: Le Dernier des Gibelins.

Savitri Devi: The Lightning and The Sun.

Savitri Devi: Gold in the Furnace.

Charles De Gaulle: Memoires.

Mary M. Davison: The Secret Government of the USA.

Karl Doenitz: Zehn Jahre und zwanzig Tage.

Sir Barry Domvile: From Admiral to Cabin Boy.

Benjamin Disraelí: Life of Lord George Bentinck.

Benjamin, Disraelí: Conningsby.

Departamento de Estado USA: War and Peace.

Robert Edward Edmonssor: I Testify.

Alcide Ebray: La Paix Mal prope.

Dwight David Eisenhower: Cruzada en Europa.

Thomas Elmhirst: The German Air Forces.

Olivier d´Etchegoyen: Pologne. Pologne...

Mark Ewell: Manacles for Mankind.

Rev. Denis Fahey: The Rulers of Russia.

A N. Field: All these things.

John T. Flynn: El Mito de Roosevelt.

Henry Ford Sr.: The International Jew.

James V. Forrestal: The Forrestal Diaries.

J. F. C. Fuller: History of World War II.

Friedrich Grimm: Francia y el Corredor Polaco.

Hans Grimm: Warum?... Woher?... aber Wonin?

Russell Greenfell: El Episodio de Bismarck.

Paul Joseph Goebbels: Diario.

Maurice Gomberg: A New Moral Order for Permanent Peace and Freedom.

W. George: Race. Heredity and Civílization.

H. A. Groynne: The cause of World Unrest.

K. Hierl: In Dienst fur Deutschland.

Theodor Herzl: A Jewish State.

A. Homer: Judaism and Bolshevism. (Este no es un libro, es un artículo elaborado por Anne Homer celebrando del ascenso al poder de Hitler en Alemania que apareció publicado en varias partes el 21 y el 28 de octubre así como el 4 de noviembre de 1933 en The Catholic Herald, y reimpreso como un panfleto, dando como cierta la tesis expresada en Los Protocolos de los Sabios de Sión.)

Averell Harrimann: ¿Paz con Rusia...?

Sven Hedin: Without Commission in Berlin.

F. H. Hinsley: Hitler no se equivocó. (¿?)

Arthur Harris: Bomber Ofensive.

Ilse Hess: Prisoner of Peace.

Franz Halder: El Estado Mayor Alemán.

Stephen Hecquet: Les Guimbardes de Bordeaux.

B. Jensen: The Suez Crisis.

Colin Jordan: Fraudulent Conversion.

Emmanuel M. Josephson: Rockefeller, the Internationalist.

Husband E. Kimmel: Facts about Pearl Harbour.

Mauricio Rail: Pearl Harbour, traición de Roosevelt.

Benedikt Kautsky: Teuffel und Verdammte.

Peter von Kleist: Auch du varst dabei!

Robert H. Ketels: Revision... des Idées. Souvenirs.

Arnold S. Leese: The Jewish War of Survival.

Arnold S. Leese: Chinese Communism?

Trygve Lie: In the Cause of Peace.

Emil Ludwig: Life of Roosevelt.

Ch. Liddell Hart: Defence of Europe.

Ch. Liddell Hart: The German Generals State.

Ch. Liddell Hart: The Other Side of the Hill.

Jacob Letchinsky: La situation économique des Juives depuis la Guerre Mondiale.

Salvador de Madariaga: Victors Beware!

L. Maclean: Ofensiva de la Aviación de Bombardeo.

Jan Massaryk: La Resurrección de un Estado.

Louis Marschalsko: The World Conquerors.

Georges Michon: Clemenceau.

Francesco Nitti: El Tratado de Versalles como instrumento para continuar la guerra.

Vladimir d´Ormesson: A propos du Corridor de Dantzig.

Leon de Poncinis: The Secret Forces Behind Revolution.

Leon de Poncinis: La Mystérieuse Internationale Juive.

Franz von, Papen: Memorias.

Oswald Pirow: Was the Second World War Unavoidable?

Jacques Ploncard d´Assac: Le Nationalisme et la Question Coloniale?

Jacques Ploncard d´Assac: Coexistence Pacifique et Guerre Revolutionnaire?

Angelo S. Rappoport: Pionneers of the Russian Revolution.

Paul Rassinier: Le Véritable procés Eichmann.

Paul Rassinier: Le Mensonge díUlysse.

Traian Romanescu: Amos y Esclavos del Siglo XX.

Traian Romanescu: La Gran Conspiración Judía.

Traían Romanescu: Traición a Occidente.

Archibald M. Ramsay: The Nameless War.

lman Raguza: The Life of Stalin.

Arthur Rogers: El Misterio del Estado de Israel.

Paul Reynaud: Révélations Politiques.

Olivia O´Grady: Beasts of the Apocalypse.

D. Petrovsky: La Russie sous les Juifs.

Capitán Rosskyll: The War at Sea.

Elliott Roosevelt: Así lo quería mi padre.

Joachim von Ribbentrop: Zwischen London und Moskau.

Bertrand Russell: The Scourage of the Swastika.

P. Sorokin: Social and Cultural Dynamics.

André Savignon: Dans ma prison de Londres.

J. M. Spaight: Bombing Vindicated.

Hjalmar Schacht: Memorias.

Gerald L. K. Smith: Suicide.

Ronald Seth: Secret Servants.

J. Creagh Scott: Hidden Government.

John C. Sherwood: Roosevelt and Hopkins.

Charles Sarolea: Impressions of Soviet Russia.

Henry Wickham Steed: My Memoirs.

Robert E. Theobald: Last Secret of Pearl Harbour.

J. Tourly: Le Conflit de Demain.

Arnold J. Toynbee: Hitler´s Europe.

C. de Tormay: Le livre proscrit.

J. J. Tharaud: Causerie sur Israel... Vienne la Rouge.

Leon Trotsky: Stalin y sus crímenes.

Ulik Varange: Imperium.

H. de Vries de Heelelingen: Israel: son passé, son avenir.

E. O. Volkmann: Die Deutsche Staatssumwalzung.

Stephen Wise (Weisz): Años de Lucha.

Gitselher Wirsing: Cien Familias Dominan el Imperio.

Nesta E. Webster: The Socialist Network.

Robert Wilton: Russia's Agony.

Robert FI. Wílliams: Know Your Enemy.

Quincey J. Wright: Study of War.

Desmond Young: Rommel.

Leonard Young: Deadlier than the H-Bomb.

F. Mac Cullagh: Red Mexico.

Ivan Krylov: My career in the Soviet Central Staff.

Henry Wickham Steed: Through thirty years.

Bernard Lazare: L' Antisémitisme.

William Zuckermann: The jews in revolt.

Sidney O'Reilly: Britain's master spy.

George A. Hill: Go spy the land.

Ariadna Williams: From liberty to Brest-Litovsk.

Bruce Lockhart: Memoirs of a British agent.

Meriel Buchanans: The dissolution of an Empire.

Sidney Dark: The Jew today.

Douglas Reed: Insanity Fair.

Charles Lindbergh: War Memoirs.

Sin entrar a fondo en todos los títulos, descubrimos de inmediato al leer la bibliografia que parte del material bibliográfico es de conocidos revisionistas neo-Nazis, destacando los tres libros principales del mentiroso autor Traian Romanescu a quien Spectator ya le dió sus nalgadas primero en la bitácora Traian Romanescu y posteriormente en la bitácora 100 Años de Locura. Otro de los autores citados por Joaquín Bochaca es el libro proto-Nazi antisemítico por excelencia que no puede faltar en la biblioteca de ningún ultraderechista que se digne de serlo, El Judío Internacional, del incultísimo (jamás se graduó de nada en ninguna universidad) Henry Ford quien a su vez se basó en el liberlo ruso apócrifo Los Protocolos de los Sabios de Sión. Henry Ford también recibió sus nalgadas de parte de Spectator en la bitácora El Primer Nazi Americano. También encontramos entre la bibliografía el libro que no podía faltar, Derrota Mundial del prolífico y falaz autor Salvador Borrego, el cual también recibió su respectiva zarandeada a manos de los académicos de la Alianza Estudiantil Prometeo de la Universidad Iberoamericana en sus trabajos El Legado de Hitler y Semillas del Odio. Otro libro citado es el Diario del Ministro de Propaganda de Hitler, Paul Joseph Goebbels, seguramente porque si se va a dar la versión histórica desde el punto de vista de los vencidos, ¿quién mejor que el mayor propagandista de todos los tiempos? A la lista de autores citados se añade a Charles Lindbergh, el piloto norteamericano que se proclamó ferviente partidario y admirador incondicional de Hitler. Y no podía faltar en la lista el mendaz sacerdote antisemita Denis Fahey que era un firme creyente en la autenticidad de los apócrifos Protocolos de los Sabios de Sión. En la lista tenemos naturalmente al fascista Vizconde francés Léon de Poncins, el cual hizo el principal y único propósito de su vida el “denunciar” a “la gran conspiración judía masónica comunista”. Él es precisamente uno de los autores de los libros que llevaron a Hitler a la locura en su juventud.

Autor por autor, libro por libro, la amplia bibliografía a la cual recurre Joaquín Bochaca incluye obras de conocidos autores revisionistas, varios de los cuales son comentados por Spectator en su bitácora Lenguas de Serpiente, a los cuales Joaquín Bochaca añade muchos otros ayudado por el hecho de que la cosecha de pseudo-historiadores revisionistas citándose ampliamente los unos a los otros es tan amplia como la cantidad de demonios que hay en el infierno. Tenemos por ejemplo al ruso Angelo Solomon Rappoport con su libro Pionneers of the Russian Revolution, el cual fue escrito en 1919, 14 años después de que apareciera en Rusia el libelo apócrifo Los Protocolos de los Sabios de Sión y dos años después de que estallara la Revolución Rusa de 1917. De hecho, ya en 1905 había estallado otra revolución en contra del autocrático régimen Zarista que terminó en un resonante fracaso. Obsérvese aquí la extraordinaria coincidencia de dos eventos cruciales que ocurrieron en el año de 1905. El mismo año en el que estalló la fracasada Revolución Rusa de 1905 es el mismo año en el que Serge Nilus filtró a la sociedad rusa la primera impresión de Los Protocolos de los Sabios de Sión señalando a los judíos como los autores de una supuesta conjura para apoderarse del mundo. Y si los judíos estaban conspirando para apoderarse del mundo, pues entonces había que ponerse de lado del autocrático Zar denunciando, combatiendo y matando a todos los revolucionarios -judíos y no-judíos- porque preservar al Zar en el poder era una garantía en contra de “la gran conspiración judía”. Este era la intención verdadera del uso de Los Protocolos de los Sabios de Sión como instrumento de propaganda a favor del Zar.

Otro autor citado es Olivia Maria O'Grady con su libro Beasts of the Apocalypse (“Bestias del Apocalipsis”, una referencia despectiva a todos los judíos en general):





escrito en 1949 y publicado por ella misma diez años después en 1959, en el cual “revela” lo que parece ser la existencia de una “gran conspiración comunista” para apoderarse del mundo cuya autoría atribuye a los judíos. Esta pseudo-historiadora amateur no agrega absolutamente nada nuevo a la literatura de la ultraderecha que no haya sido publicado con décadas de anterioridad.

Aún otro autor citado por Joaquín Bochaca es la poco conocida (fuera de Hungría) novelista húngara antisemita Cécile Tormay (1876-1937):





la cual tras leer y releer Los Protocolos de los Sabios de Sión hasta aprendérselos de memoria concluyó en su libro Le Livre Proscrit: Scènes de la Révolution communiste en Hongrie publicado en 1925 que la revolución de 1919 en su país era el resultado de una “gran conspiración judía”. A esta autora se le suma la inglesa fascista Nesta Webster, la cual también es citada en su bibliografía por Joaquín Bochaca, y la cual contribuyó a la publicación en Londres en 1920 del libelo rabiosamente antisemita The Jewish Peril, hilando sus razonamientos torcidos con habilidad tan extraordinaria que inclusive hasta Winston Churchill antes de convertirse en el Primer Ministro de Inglaterra terminó convencido de sus argumentos convirtiéndose en rabioso antisemita como lo podemos ver en su artículo titulado Zionism versus Bolshevism publicado el 8 de febrero de 1920 por el Illustrated Sunday Herald. Esto fue un año antes de que en agosto de 1921 la naturaleza fraudulenta de Los Protocolos de los Sabios de Sión fuese puesta al descubierto y veinte años antes de que Churchill se convirtiera en Primer Ministro y su país se hallara en estado de guerra precisamente con el hombre que había tomado ya la decisión de asesinar a todos los judíos del planeta e invadir Inglaterra. Cuando los literatos ultraderechistas citan a Winston Churchill en sus comentarios antisemitas, lo hacen refiriéndose a ésta época, 1920, y no a los años posteriores en los cuales el curso de los acontecimientos históricos mundiales obligaron a Churchill a cambiar de opinión.

Y de la tierra de Cécile Tormay, también tenemos al húngaro escritor de guiones y periodista Louis Marschalko, también citado por Joaquín Bochaca, tan antisemita como su coterránea Cécile. Su libro The World Conquerors: The Real War Criminals no deja duda respecto a su creencia en “la gran conspiración judía comunista”. Los “conquistadores del mundo” a los cuales se refiere en el título principal de su libro son los judíos, naturalmente, y “los verdaderos criminales de guerra” a los cuales se refiere en el subtítulo de su libro también son los judíos. Marschalko hubiera deseado que Hitler hubiera triunfado y que hubiera matado a todos los judíos de Europa, hombres, mujeres, niños y ancianos, y que el Nazismo hubiera dominado al continente; para él los Nazis fueron víctimas merecedoras de lástima, comprensión y piedad.

Como lo demuestran Olivia Maria O'Grady, Cécile Tormay y Nesta Webster, entre los Sabios de la Ultraderecha adherentes de la fábula mitológica de “la gran conspiración judía masónica comunista” hay tanto hombre como mujeres. No se les puede acusar a los extremistas de que, en la elaboración de su propaganda, no haya igualdad de género.

Entre otros autores citados tenemos también a otro antisemita de la extrema derecha francesa, Jacques Ploncard d'Assac, el cual laboraba activamente en la restauración del Nacionalsocialismo en Europa hasta que una autoridad superior se lo impidió en el año 2005. Otro autor es el Teniente Coronel irlandés John Creagh Scott cuyo libro Hidden Government está escrito dando por hecho que todo lo que dicen los apócrifos Protocolos de los Sabios de Sión es cierto. Tenemos también entre los autores citados por Bochaca a un tal “historiador” ruso D. Petrovsky exiliado en París cuyo libro titulado La Russie sous les juifs (Rusia bajo los judíos) publicado en 1931:





interpreta toda la revolución que derrocó al Zar Nicolás II a la luz de Los Protocolos de los Sabios de Sión. Es poco conocido el hecho de que a partir de los años veintes los mejores diseminadores de Los Protocolos de los Sabios de Sión no sólo en Europa sino inclusive en el continente americano fueron los exiliados rusos que anhelaban reimplantar otra vez una monarquía en Rusia, como también es poco conocido el hecho de que fue una exiliada rusa de nombre Paquita de Shishmareff la que le proporcionó -con todo dolo y mala fé- a Henry Ford una copia de los infames Protocolos, los cuales fueron más que suficientes para convertir a Ford en el primer Nazi americano motivándolo a escribir El Judío Internacional que a su vez le sobrecalentó en Alemania la mente a Hitler enviándolo a los brazos del Diablo. La intención de todos los exiliados rusos era obtener suficiente ayuda económica en el exterior para financiar una guerra para reinstaurar la autocrática monarquía Zarista, con el apoyo y el visto bueno de todas las familias nobiliarias rusas exiliadas en París, y en vez de lograr tal cosa lo único que lograron fue sembrar las semillas para el auge del Nazismo y el Fascismo en Europa. (Hablando de hechos poco conocidos, también es poco conocido hoy que las Cortes de Justicia de Rusia dictaminaron el viernes 26 de noviembre de 1993 a Los Protocolos de los Sabios de Sión como una vulgar fabricación, dejando con ello de ser el único país en el cual aún se les daba credibilidad legal. )

Y como en toda literatura de la ultraderecha respetuosa de las teorías de la raza superior promulgadas por los Nazis, Joaquín Bochaca no podía evitar incluír entre su lista de referencias a alguien como el geneticista Wesley Critz George, firme creyente en la superioridad intelectual de las razas que en su época se opuso terminantemente a la integración racial en las escuelas norteamericanas argumentando que los blancos y los negros debían ser mantenidos separados “por el bien de la preservación de la superior raza blanca”. Y aunque el veneno de este racista estaba dirigido principalmente en contra de los negros, Joaquín Bochaca lo incorpora para apuntalar sus argumentos sobre una inferioridad racial no sólo de los negros sino también de los judíos. Es poco conocido que Joaquín Bochaca al igual que su coterráneo Pedro Varela ambos detestan no sólo a los judíos, a los negros y a los chinos como “inferiores”. También detestan a los mestizos de Latinoamérica, entre ellos a los mexicanos, a quienes consideran como degeneraciones de la “raza superior hispana”. Cualquier mexicano que quiera adoptar a Joaquín Bochaca como su mentor haría bien en tomar esto en consideración.

A decir verdad, no todos los autores citados por Joaquín Bochaca son Nazis o neo-Nazis certificados. Hay varios autores que representan el lado de los vencedores y no el lado de los vencidos, entre los cuales tenemos al conocido político francés Paul Reynaud el cual no era antisemita ni creía en las bizarras teorías de “la gran conspiración judía masónica comunista” y por el contrario estaba opuesto al rearme de la Alemania Nazi en violación al Tratado de Versalles, tenemos también al Primer Ministro inglés Winston Churchill, al cual Bochaca acompaña con otro anterior Primer Ministro Inglés de origen judío, Benjamín Disraeli, e inclusive hasta el mismo Theodor Herzl es citado. Pero esto es tan sólo una táctica más a la que recurren casi todos los propagandistas revisionistas de la ultraderecha con el fin de darle visos de neutralidad e imparcialidad a sus libelos, el incluír autores que dan “el otro punto de vista” aunque a fin de cuentas no se les tome en cuenta para nada dentro de la obra principal.

Por cierto, el libro Secret Servants de Ronald Seth, un escritor que no es un fascista ni neo-Nazi ni cosa por el estilo, no tiene absolutamente nada que ver con los Nazis alemanes ni con judíos sirviendo secretamente a la causa de “la gran conspiración judía masónica comunista” como el título podría sugerirlo a los despistados lectores de Joaquín Bochaca que se están dando sus primeros pasos en el mundo de la ultraderecha. Es un libro que trata sobre el espionaje llevado a cabo por los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial:





Conociendo ya las fuentes en las que se ha basado Joaquín Bochaca, incluyendo sus “doctas” fuentes ultraderechistas, resulta un juego de niños entrar dentro de su obra para hacerla picadillo. A continuación, tomaremos un párrafo extraído del libro La Historia de los Vencidos (Capítulo X, La Guerra Ideológica):

Para presentar y describir los numerosos casos de espionaje y traición que se han producido en los Estados Unidos desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días, habría que escribir un grueso volumen a esta sola cuestión dedicado.

Basándose en noticias de Agencias publicadas en la Prensa del “Mundo Libre”, y en datos recogidos en libros y publicaciones especializadas, hemos confeccionado una lista de los más destacados espías descubiertos por el F.B.I. y por la “Comisión de Actividades antiamericanas” desde 1947 hasta finales de 1962. En esta lista incluyo a los espías ya mencionados. Sólo tengo en cuenta a los específicamente condenados por espionaje sin ocuparnos de los casos de “negligencia”, etc.

Rudolph Abel (a) Emil Goldfuss Judío
John J. Abt Judío
Sol (Solomon) Adler Judío
Jacob Albam Judío
María Bachrach Judía
Elizabeth Bentley Americana
Alva Bessie Judío
Margaret Bennet Porter ¿?
Herbert Biebermann Judío
Emmanuel Bloch Judío
David Boehm Judío
Joseph Brandt Judío
Harry Bridges Judío
Abraham Brothmann Judío
Esther Brunauer Judía
Stephen Brunauer Judío
Gertrude Cameron Americana
John Carter Vincent Americano
Vera Chalkmann Judía
Whittaler Chambers Americana
Nelson Chipchin ¿?
Charles E. Coe (Cohen) Judío
Franz Cohen Judío
Jerorne B. Cohen Judío
Morrís U. Cohen, Judío
Prof. H. Coleman Americano
Judith CopIon Judía
Leo Crowly Judío
Lauchlin Currie Americano
Edwin David Judío
John Patton Davies (Davids) Judío
David Demarest Lloyd Judío
Leo. M. Drazzdorff Judío
Gustavo Durán Español
Max Elitcher Judío
Arpard Erdos Judío
Irving Fayans Judío
Abraham Feller Judío
Federick Vanderbitl Field Americano
Hertha K. Field Judía
Noel H. Field Judío
Olga Field Judía
Edward Fitzgerald Judío
William Frauenglass Judío
Mark Gayn (Julius Ginsberg) Judío
Abraham Georg Judío
Harold Glasser Judío
Sydney Giausmann Judío
Jakob Golosh Judío
Stella Gordon Judía
Jacob Graumann Judío
Carl Greenbaum Judío
Michael Greenberg Judío
David Greenglass Judío
Ruth Greenglass Judía
Harry Gold Judío
Helda Gumperz Judía
Maurice Halperin Judío
Haldore Hanson Americano
Ruth Marcha Harrisson Americana
David Hawkins ¿?
Alger Hiss Judío
Donald Hiss Judío
John Hitchook Chaplin ¿?
Philip Jaffe Judío
Julius J. Joseph Judío
Martin David Kamen Judío
lrving Kaplan Judío
Paul Katemburg Judío
Mary Jane Keeney Americana
Dorothy Kenyon Americana
Leon Keysserlyng Judío
Ruth Keysserlyng Judía
Charles Kramer Judío
Hermann Landau Judío
Ring Lardner Judío
Owen Lattimore Americano
Michael J. Lee (Ephraim Libermann) Judío
Paul Lefantieff Lee Judío
Sol Leshinsky Judío
Esther Loss Judía
Harry Magidoff Judío
Daniel E. Margolies Judío
Albert MaItz Judío
Larsen Mano Judío
Peveril Meigs Judío
Jacob J. Melekh Judío
Franz Michael Judío
Leonard S. Mins Judío
Ella Montagu Judía
Miriam Moskowitz Judío
Phileo Nash ¿?
Steve Nelson (Messaroch) Judío
Franz L. Neumann Judío
Harry Ober Judío
Sam Ornitz Judío
Olga V. Osmarch Judía
Williard Park ¿?
George Perazich Judío
Simom Peress Judío
William Perl Judío
Victor Perlo Judío
Jay Peters (Goldenberger) Judío
Edward O. Posniack Judío
Lee Pressmann Judío
Mary Price Americana
Philip Raine Judío
Bernard Redmont Judío
William Remington Americano
Edward Rooth Judío
Allen Rossenberg Judío
Ethel Rossenberg Judío
Julius Rossenberg Judío
Andrew Roth Judío
Daniel Rothschild Judío
Jack Rothwell Judío
Jack (Jacob) Sargent Judío
lrving P. Schiller Judío
Herbert S. Schimmel Judío
Sylvia Schimmel Judía
Frederick Schumann Judío
Benjamin Schwartz Judío
Theodore Seiger Judío
Harlow Shapley (Shapiro) Judío
George Silvermann Judío
Nathan Gregory Silvermaster Judío
Moses Simson Judío
Agnes Smedley Americana
Morton Sobell Judío
Ruth Sobell Judía
Jack Soblen Judío
Ralph Spitzer Judío
Albert Stern Judío
Esther Stern Judía
John Stewart Service Americano
Anna Louis Strong Americana
William Taylor Americano
Helen Tenney Americana
John Tripton Fishburn ¿?
Dalton Trumbo Judío
Frances M. Tuscher ¿?
Ludwig Ullmann Judío
John Vag Weiszfeld Judío
Jacob Viner Judío
Henry Julian Wadleigh Judío
Eugéne Wallach Judío
Harold F. Ware ¿?
Robert Warren Barnett Americano
Helen Warren Barnett ¿?
David Weinnberg Judío
David Weinntraubb Judío
Nathaniel Weyl Judío
Harry Dexter White (Weiss) Judío
Donald Wheeler Americano
Nathan Witt Judío
Karl Wittuogel Judío
Milton Wolff Judío
George S. Wuchinich Judío
Hyman Gerber Yavis Judío

Es decir, que entre los 158 agentes comunistas mencionados, hay 124 judíos, 10 individuos de raza incierta, 23 norteamericanos y el pederasta Durán, español de nacionalidad norteamericana.

Parece que una Prensa como la que padecemos, que se agita desesperadamente en busca del sensacionalismo, aún a costa de espiar intimidades y de cultivar el escándalo, auténtico o inventado, deberá airear el hecho, por demás singular, de que una comunidad como la judía, cuya población no llegaba al tres por ciento del total de la norteamericana, albergue en su seno, nada menos que el 78,5 por ciento de los más importantes espías y traidores hasta ahora descubiertos y “convictos” en su país.

Obsérvese con meticulosidad una porción del texto que ha sido destacada por Spectator, la parte en donde dice “hemos confeccionado una lista de los más destacados espías descubiertos por el F.B.I.”. Casi sin darse cuenta, Joaquín Bochaca habló de más y nos soltó algo muy importante: Joaquín Bochaca no trabaja solo, él es tan solo un frente, la fachada de lo que podemos presumir que es una organización dedicada tiempo completo a la promoción de la resurrección del fascismo. Naturalmente, varias interrogantes preocupantes saltan de inmediato:

¿Quiénes son aquellos que están detrás de Joaquín Bochaca, de los cuales Bochaca no nos revela absolutamente nada en toda su obra? ¿Son los miembros de una agrupación secreta dedicada a promover la resurrección del fascismo? ¿Están juramentados bajo secrecía absoluta los miembros de la organización que está financiando y respaldando la costosa publicación e impresión de los libros de Bochaca? ¿Tiene ésta organización nexos y contactos con organizaciones secretas de ultraderecha de América Latina tales como la Organización Nacional del Yunque y Los Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara? ¿Puede ser esta la prueba que nos documenta, por vez primera, la presunta existencia de una internacional de ultraderecha trabajando al amparo del anonimato para lograr a mediano o largo plazo materializar lo que el imperio Nazi de Hitler quería lograr desde un principio?

Estas “listas” como las que acabamos de ver abundan en la literatura de la ultraderecha. Nadie sabe a ciencia cierta de dónde las sacan los revisionistas que las presentan al mundo como un fabuloso descubrimiento suyo, nadie sabe cómo y en dónde son elaboradas, y nadie sabe exactamente en qué se basan los escritores de la ultraderecha para afirmar que tal o cual persona sea un judío a no ser que tengan un ejército de detectives privados a su servicio escarbando los árboles genealógicos de centenares de personas. En otro trabajo, Spectator hace una disección de una de tales listas elaboradas por Traian Romanescu en su libro La Gran Conspiración Judía.

Llevemos a cabo ahora un análisis de la lista proporcionada por Joaquín Bochaca et al (y “los otros”). Tomaremos un nombre al azar: Nathaniel Weyl (1910-2005), del cual Joaquín Bochaca nos afirma con toda seguridad que era un judío. Nathaniel Weyl era el hijo único de Walter Edward Weyl (1873-1919) y de Bertha Poole Weyl. El padre de Nathaniel Weyl nació en Filadelfia el 11 de marzo de 1873, y el padre de éste (el abuelo de Nathaniel Weyl), Nathan Weyl, era un emigrado de la región del Palatinado alemán que murió cuando Walter tenía apenas 7 años de edad.

Joaquín Bochaca no nos demuestra en ninguna parte de su libro que Nathaniel Weyl haya sido un judío. Posiblemente lo fué, posiblemente no lo fué, pero el origen de la presunción de tal “dato” nos lo niega el mismo Bochaca. Y Spectator no tiene por qué suplirle a Bochaca sus omisiones; si él nos afirma algo él es el que está obligado a probarlo, no nosotros.

De cualquier modo, indagando más a fondo la biografía de Nathaniel Weyl, no tardamos en descubrir que Joaquín Bochaca no debió de haber metido en su lista un “ejemplo” tan malo como éste para “demostrar” la tesis de “la gran conspiración judía masónica comunista”). Porque resulta que Nathaniel Weyl aunque empezó como comunista terminó siendo uno de los más feroces anti-comunistas que podamos encontrar, y ello lo podemos comprobar leyendo su libro Red Star over Cuba: the Russian Assault on the Western Hemisphere (Estrella Roja sobre Cuba: el Asalto Rojo sobre el Hemisferio Occidental) escrito en 1961, en el cual postuló asustado ante el “coco” del comunismo que Fidel Castro era un comunista encubierto desde antes de que iniciara la revolución que derrocó al dictador vitalicio Fulgencio Batista, y que Castro había sido entrenado y “programado” (lavado del cerebro) por los soviéticos cuando era apenas un adolescente (esta teoría no ha podido ser probada hasta el día de hoy). El libro Estrella Roja sobre Cuba es de hecho uno de los libros que forma parte de algunas bibliotecas de la extrema derecha alrededor del mundo.

Ciertamente, alguien que haya escrito un libro como Red Star over Cuba decididamente no podía haber sido parte de una “gran conspiración judía masónica comunista” para apoderarse del mundo, no al estar atizando la histeria anticomunista en Occidente.

Dentro de la lista, Joaquín Bochaca mete también y por cierto con una pésima ortografía (Simom Peress) al Primer Ministro israelí Shimon Peres, uno de los más centrados y más moderados políticos que podamos encontrar en el Estado de Israel. Si repasamos la biografía de este hombre, encontramos que jamás fue un espía “descubierto por el F.B.I.”. En la lista encontramos también a Edward (Joseph) Fitzgerald, el cual para variar sí era un espía trabajando en los Estados Unidos para la Unión Soviética, pero no era un judío como lo afirma categóricamente Joaquín Bochaca. De hecho, el apellido Fitzgerald, apellido materno del Presidente John F. Kennedy, no es un apellido judío, sino por el contrario es un apellido de origen irlandés con un amplio linaje histórico cuyo significado etimológico es “el hijo de Gerald”. Si el espía Edward (Joseph) Fitzgerald era un judío, sólo Joaquín Bochaca lo supo a ciencia cierta, y jamás le ha dicho a nadie en dónde encontró tal “dato”.

Dentro de su lista de espías traidores Joaquín Bochaca mete al General republicano (anti-fascista, anti-Franco) durante la Guerra Civil Española, Gustavo Durán, quien fuera músico y compositor en su juventud, amigo de García Lorca, Alberti, Ernest Hemingway y Gil de Biedma, y del cual hay una novela de Horacio Vázquez Rial titulada “El soldado de porcelana”. Gustavo Durán terminó siendo un agente de la Central Intelligence Agency (CIA) norteramericana y además fue representante de la ONU en la independencia del Congo. Ciertamente, si Gustavo Durán hubiera sido un traidor laborando para la instauración del comunismo como único sistema de gobierno (tesis central de “la gran conspiración judía masónica comunista”), la principal agencia norteamericana de espionaje jamás lo habría sumado a su lista de colaboradores. Se puede presumir que la única razón por la cual Gustavo Durán fue añadido a la lista además del obvio propósito de inflarla es por el hecho de que Gustavo Durán era considerado como un enemigo mortal por el dictador ultraderechista Francisco Franco, y los enemigos del dictador Francisco Franco también lo son de Joaquín Bochaca. Incluírlo en la lista acusándolo además de ser un pederasta (sin probar jamás tal acusación que debemos suponer como falsa puesto que el General Gustavo Durán jamás fue juzgado y sentenciado ante ningún tribunal por tal delito) fue un pequeño “desquite”. Así se maneja éticamente este falaz pseudo-historiador revisionista.

Así pues, de los nombres que hemos tomado al azar de la lista dada por Joaquín Bochaca, la cosa ha empezado muy mal. Nos está mintiendo. Con esto, su temeraria afirmación de que “nada menos que el 78,5 por ciento de los más importantes espías y traidores hasta ahora descubiertos y “convictos” en su país (Estados Unidos)” son judíos se comienza a tambalear ante nuestros ojos. ¿Es ésto lo mejor que nos puede dar el pseudo-historiador revisionista de Barcelona? ¡Por favor!

Parte del material utilizado por Joaquín Bochaca (y otros autores de extrema derecha alrededor del mundo) para documentar “la gran conspiración judía masónica comunista” tiene su origen en la famosa cacería de brujas emprendida por el Senador norteamericano Joseph McCarthy, conocida como la era del McCarthismo (llamada también Macartismo). No está claro aún si detrás de la histeria anticomunista que exhibió el Senador McCarthy en vida estaban pulsando los ubicuos cuan apócrifos Protocolos de los Sabios de Sión y una creencia en “la gran conspiración judía masónica comunista”, ésto permanece como uno de los grandes misterios de la Historia. El Senador McCarthy jamás habló en público acerca de una “gran conspiración judía” como tampoco habló nunca acerca de un involucramiento de las fraternidades masónicas para “ayudar al comunismo a apoderarse del mundo”, ya fuese por miedo paranoico o porque simplemente no creía en tales cosas. Pero lo que sí es un hecho incuestionable es que su feroz postura anti-comunista desde la posición de la que gozaba en el Senado destruyó muchas vidas la gran mayoría de los cuales no eran judíos, encontrando apoyo para la elaboración de sus listas negras en la persona de J. Edgar Hoover, el director del FBI, incurriendo no sólo en excesos sino inclusive en comportamientos francamente ilegales tales como el espionaje doméstico de ciudadanos a causa de denuncias anónimas infundadas. Las primeras víctimas de la cacería de la era del McCarthismo fueron los miembros del Partido Comunista Americano (Communist Party of the USA o CPUSA), a lo cual siguieron todos aquellos que manifestaran alguna simpatía hacia el comunismo, a lo cual siguieron todos aquellos de los que se sospechara que pudieran ser comunistas, degenerando finalmente con la cacería de cualquiera que fuera denunciado anónimamente como un “comunista encubierto”. El mayor auge en el reclutamiento de militantes de base en las organizaciones clandestinas de la extrema derecha de México ocurrió precisamente en ésta época, en la cual todo lo que hacían el Senador Joseph McCarthy y el director del FBI fue reinterpretado como una cruzada en contra de “la gran conspiración judía masónica comunista”, nutriendo e inflando una ya de por sí voluminosa propaganda que estaba plagada de falsedades y distorsiones. Sobre esta época, la afamada historiadora norteamericana Ellen Schrecker escribió la siguiente conclusión en retrospectiva: “En este país, el McCarthismo le hizo más daño a la Constitución que el Partido Comunista Americano” (Many are the crimes: McCarthyism in America, 1998).

Cualquiera puede consultar los gruesos fajos de reportes y testimonios documentales de dicha época, rebautizar a muchos de los “acusados” como judíos o cripto-judíos (aunque jamás hayan sido juzgados y encontrados culpables de crimen alguno ante un tribunal y mucho menos pisado la cárcel, que al fin y al cabo nadie va a andar checando algo que no es fácil de checar; ¿quién demonios va a andar checando si un tal Larsen Mano, un tal Frederick Schumann -Profesor del Williams College-, un tal Irving Fayans y una tal Olga Field son o no judíos?), y armar toda una gran historia acerca de “la gran conspiración judía masónica comunista” en los Estados Unidos en los años cincuenta y los años sesenta. Y echar la carnada con el anzuelo con la esperanza de que alguien muerda el cebo. Varios de los nombres que aparecen en la lista anterior puesta por Joaquín Bochaca fueron tomados directamente de las cuestionables “listas negras” del Senador Joseph McCarthy.

Concentremos ahora nuestra atención sobre un personaje al cual Joaquín Bochaca le dedida espacio dentro de su libro La Historia de los Vencidos. Se trata del pulpo de un monopolio petrolero conocido como la Standard Oil, John Rockefeller, al cual muchos ultraderechistas lo suponen judío, un judío clave en el grandioso plan de “la gran conspiración judía masónica comunista”. Es así como tenemos los siguientes párrafos:

En 1926, se firmaba el acuerdo Rockefeller Stalin, que aseguraba a la U.R.S.S. la financiación y el desarrollo de sus recursos petrolíferos. (Capítulo II, El Comunismo Ruso.)

El historiador norteamericano Emmanuel M. Josephsson afirma y demuestra que fueron los magnates del poderoso clan Rockefeller y el «Brains Trust» de Roosevelt quienes posibilitaron la realización del triple objetivo buscado, entonces, para la salvación del bolchevismo desde América. (Capítulo VI, La Guerra de Roosevelt.)

El escritor Josephsson revela en la obra antes aludida, y lo confirma, entre otros, nada menos que el general Willoughby, que fue jefe del contraespionaje americano en Tokio, después de la Guerra Mundial, que el anhelado cambio de frente japonés fue inducido y alentado por el Consejo de Relaciones Exteriores» (Council of Foreign Relations) organización que, pese a su denominación de empaque oficial, es privada, y funciona bajo el patrocinio del clan Rockefeller. (Capítulo VI, La Guerra de Roosevelt.)

La Smedley y Stein transmitieron a Sorge todos los detalles del minucioso plan elaborado por los Rockefeller y Roosevelt para forzar, prácticamente, al Japón, a atacar a los Estados Unidos. (Capítulo VI, La Guerra de Roosevelt.)

El general Willoughby afirma, también, que el “Consejo de Relaciones Exteriores” y el “Instituto de Relaciones del Pacifico”, ambos financiados por los Rockefeller, emplearon a la red de espionaje de Sorge para hacer que el Japón abandonara su proyectado ataque contra Rusia y se abalanzara sobre Pearl Harbour, cuya protección había sido increíblemente abandonada. (Capítulo VI, La Guerra de Roosevelt.)

La organización de la derrota de Pearl Harbour fue un verdadero «chef d'oeuvre». Rockefeller y el grupo Sorge ya habían cumplido su misión de hacer cambiar de dirección el proyectado golpe japonés. (Capítulo VI, La Guerra de Roosevelt.)

Cuando, en 1954, el Brasil intentó vender directamente su propio petróleo, fue organizado un formidable boicot. Nadie compraba el café brasileño. Para vender su café, principal fuente de divisas para el país, el gobierno brasileño se vio obligado a derogar una serie de leyes que aseguraban que el petróleo nacional pertenecería siempre a sociedades brasileñas. Desde entonces, la “Standard Oil” del trust Rockefeller controla el petróleo “brasileño”. (Capítulo VI, La Guerra de Roosevelt.)

El Presidente Truman envió al General Marshall -el mismo que, con Rockefeller y Roosevelt, organizó la encerrona de Pearl Harbour- a China para que convenciera a Chiang-Kai-Shek de la necesidad de dar entrada a los comunistas en su Gobierno. (Capítulo VI, La Guerra de Roosevelt.)

Las instituciones mundialistas “Institute of Pacific Relations” (Instituto de Relaciones del Pacífico) y “Amerasia”, financiadas por el “trust” Rockefeller, estuvieron en vanguardia de la propaganda pro-Mao y anti Chiang-Kai-Shek. De la primera de esas entidades formaba, entonces, parte, el más tarde secretario de Estado, Dean Rusk, viejo empleado de los Rockefeller. (Capítulo VI, La Guerra de Roosevelt.)

Como es norma histórica que parece regir para toda entidad subjetiva u objetivamente comunista, la O.N.U. fue creada con dinero procedente de los Estados Unidos. El Gobierno Norteamericano, entonces presidido por Truman, le adelantó la suma de sesenta y cinco millones de dólares, sin interés, reembolsables en 1982.

John David Rockefeller Jr. adquirió por 8.500.000 dólares las tierras sobre las que se construiría el rascacielos onusino, en Mannhattan, y se las regaló a la Organización. (Capítulo IX, La Descolonización.)

Dubinsky, a su vez, es un agente de Nelson David Rockefeller, antiguo gobernador de Nueva York y “gran patrón” de la mastodóntica “Standard Oil” de New Jersey. “Human Events”, por su parte, ha manifestado que el consejero político número uno de Rockefeller es Anna M. Rossenberg. (Capítulo IX, La Descolonización.)

La “Americans for Democratic Action” (Americanos pro-Acción Democrática), de ideología socialista fabiana. Esta entidad, financiada por el Consejo de Relaciones Exteriores de la dinastía Rockefeller se distinguió por haber abogado vigorosamente por la abolición del “Comité de Actividades antiamericanas” que tanto luchó contra la traición y espionaje soviético en USA.; por sus campañas contra los movimientos nacionalistas sudistas y segregacionistas, por la expulsión de la China nacionalista y la admisión de la China Roja en la O.N.U. y por el desarme general bajo el control de las Naciones Unidas. La ADA, llevó a cabo una bombástica propaganda en pro de los hombres del Tribunal Supremo. (Capítulo IX, La Descolonización.)

Rómulo Betancourt había fundado, varios años atrás, el Partido Comunista de Costa Rica. Una de sus frases predilectas era: “Yo soy, he sido y siempre seré un comunista” Cuando los venezolanos se hartaron de semejante individuo, el “lnstitute of Pacific Relations” y el “Rockefeller Center” de New York le acogieron con los brazos abiertos, inventando y acreditando en su beneficio la ridícula leyenda del “expatriado leal y democrático”. (Capítulo IX, La Descolonización.)

¡Vaya conspirador que vendría siendo John D. Rockefeller dentro del grandioso esquema de “la gran conspiración judía masónica comunista”, si hubiera sido un judío!

Obsérvese con sumo cuidado lo último que fue puesto por Spectator, al agregar “si John D. Rockefeller hubiera sido un judío”. Porque es un hecho histórico comprobable gracias a que los Rockefeller son una de las familias norteamericanas cuyo árbol genealógico es uno de los más conocidos en los Estados Unidos, el que no hay judíos dentro de la familia de los Rockefeller. Más aún, Joaquín Bochaca siempre ha sabido que no hay judíos dentro de los Rockefeller. Si leemos su libro La Historia de los Vencidos de principio a fin, en ninguna parte del libro hace Joaquín Bochaca la aseveración directa de que alguno de los Rockefeller haya sido judío. Spectator invita a sus lectores a que confirmen éste dato por cuenta propia.

Esta es una trampa extraordinariamente bien montada por Joaquín Bochaca, propia de las trampas con las cuales la extrema derecha inunda su propaganda. Se llama judaización por asociación subconsciente bajo contexto. De este modo, nadie puede acusar al tramposo Joaquín Bochaca de haber estado mintiendo en relación al presunto judaísmo de los Rockefeller, porque él en ninguna parte de su libro lo afirma. Sin embargo, bajo el contexto en el cual son incluídos los Rockefeller en los párrafos anteriores, la intención clara y directa de Joaquín Bochaca es que el lector, por cuenta propia, concluya que los Rockefeller eran judíos y por lo tanto partícipes en “la gran conspiración judía masónica comunista”. Y, de éste modo, si alguien trata de acusar al tramposo Joaquín Bochaca de haber falseado aquí, él se ha “protegido” de antemano para poder responderle a sus posibles detractores “Yo en ninguna parte de mi libro La Historia de los Vencidos hice la afirmación de que cualquiera de los Rockefeller haya sido judío. Si alguien concluyó tal cosa por su propia cuenta, eso es cosa suya, no mía”. Para su mala fortuna, Spectator se está encargando aquí de exponer esta trampa del revisionista Joaquín Bochaca ante el mundo entero. Y su libro está inundado con muchas otras instancias en las cuales recurre a esta misma trampa. Cualquiera que vaya a leer alguno de los libros de Joaquína Bochaca, debe hacerlo teniendo esto siempre en mente.

Interesantemente, Joaquín Bochaca no pone tanto énfasis en el aspecto masónico de “la gran conspiración judía masónica comunista” como lo hacen otros autores tales como Traian Romanescu en su libro Traición a Occidente. Esto no quiere decir que para el revisionista Bochaca la “conspiración” sea únicamente una “gran conspiración judía comunista”, y menos siendo Bochaca un engendro de la España fascista de Franco; la ultraderecha ortodoxa está comprometida a retener todos los dogmas de sus creencias de manera casi universal, como si fuese una religión que no admite desviación alguna de sus “verdades reveladas”. A manera de ejemplo, tenemos los siguientes párrafos extraídos directamente del Capítulo III (De Locarno a Munich) del libro La Historia de los Vencidos:

El Ministerio del Interior publica un comunicado según el cual los conjurados, no sólo pretendían dar un golpe de Estado, lo que está probado, sino que planeaban dar muerte al Führer. Se hace saber que «ciertos elementos extranjeros» han maniobrado a expensas de los altos jefes de las SA Se alude, sin nombrarlos, al Intelligence Service y a la masonería. Se da a conocer que Roehm y Karl Ernst eran homosexuales, y que tales individuos anormales abundaban en las altas esferas de las SA. Se especula (¿quién especula?, ¿Joaquín Bochaca??) con la posibilidad de que la masonería haya dirigido en su provecho las actividades de esos tarados (sic) bajo la amenaza del chantaje (¿?).

Pero dos nuevas fuerzas, de gran influencia en Francia entrarán en liza en favor de la Gran Bretaña. la masonería y el judaísmo. Judíos y masones no sienten, evidentemente el menor interés por Etiopía; pero unos y otros odian cordialmente a Mussolini; estos, por que nada más llegar al poder, clausuró las logias italianas y envió al destierro en Lipari al gran maestre (esta es una referencia a Domizio Torrigiani); aquéllos, por que ven en el fascismo una prefiguración del nacionalsocialismo y están convencidos de que una derrota del fascismo heriría, por repercusión, el prestigio de Hitler.

Y en el Capítulo IV (La Barrera Polaca) tenemos lo siguiente:

Pero las fuerzas que, desde Occidente, habían contribuido a instaurar el bolchevismo en Rusia no podían permitir que los acuerdos de Munich y, sobre todo, su espíritu, prevalecieran. En Inglaterra, una importante fracción del Partido conservador, encabezada por Churchill, secundado a su vez por Eden, Halifax, Lord Vansittart, Duff Cooper y Hore Belisha, más el pleno de los Partidos laborista y liberal; todos los Partidos de extrema izquierda, la mayoría de los socialistas, y una buena parte de los «chauvins» girondinos y de la extrema derecha de Maurras (¿?), convencidos de que la misión histórica de Francia consiste en poner trabas al germanismo; toda la masonería continental y la mayoría de las casas reales, fuertemente infiltradas por la masonería y enlazadas con la familia real británica... Y, por encima de todas estas fuerzas e influencias, encauzándolas o dirigiéndolas abiertamente en muchos casos, el judaísmo -sionista o no-.

Como John Rockefeller no era ningún judío, entonces asentado tal hecho los lectores de Bochaca se sentirían tentados a afirmar: “Bueno, si no era judío, pero entonces seguramente habrá sido miembro de alguna fraternidad masónica, y por eso el maestro Joaquín Bochaca lo incluyó en su libro como cómplice de la gran conspiración judía masónica comunista”. Sin embargo, leyendo de nuevo el libro La Historia de los Vencidos de principio a fin, encontramos que en ninguna parte del libro hace Joaquín Bochaca la aseveración directa de que John Rockefeller haya pertenecido a logia masónica alguna (Spectator invita a sus lectores a que confirmen éste dato por cuenta propia). tal vez porque Joaquín Bochaca siempre ha sabido que Rockefeller no era miembro activo de logia masónica alguna. Joaquín Bochaca sabe perfectamente que el apellido Rockefeller está notoriamente ausente en los listados elaborados por las mismas fraternidades masónicas incluyendo el famoso listado de William R. Denslow titulado “10,000 Famous Freemasons”, y ciertamente, por razones obvia$$$$ Rockefeller tampoco era simpatizante alguno del comunismo como forma de gobierno (cabe agregar aquí que la disponibilidad de las identidades de todos aquellos personajes famosos que han pertenecido a alguna fraternidad masónica derrumba el mito ultraderechista de que los masones ocultan su membresía bajo horribles juramentos de muerte, y cabe agregar también que los únicos “listados” en los cuales John D. Rockefeller es señalado como masón son los sitios montados por las mismas organizaciones neo-Nazis del orbe.) El “intuír” erróneamente que Rockefeller era un masón por la forma en que está siendo citado por Joaquín Bochaca podría ser considerado como masonificación por asociación subconsciente bajo contexto, otra trampa propagandística a la cual recurren ampliamente los literatos de la ultraderecha para llevar a cabo sus lavados de cerebro.

El primer capítulo del libro La Historia de los Vencidos hace una manipulación de los hechos tan habilidosa como truculenta que pretende exhibir al Tratado de Versalles como un “gran Satán” urdido por judíos intrigantes con el fin de hundir deliberadamente a un país derrotado, Alemania, creando las condiciones propicias para una revolución y el establecimiento de un estado comunista. Spectator no negará aquí la dureza de varias de las condiciones impuestas sobre Alemania por el Tratado de Versalles (Vae victis!, decían los romanos), las cuales le facilitaron enormemente su ascenso al poder no a los comunistas sino al mismo Hitler (el Nazi belga fundador del Rexismo Leon Degrelle reconoce esto en su libro Hitler, nacido en Versailles). Pero de todo lo malo que se pueda decir acerca del Tratado de Versalles, había una cláusula que, de haber sido respetada, habría evitado la segunda gran guerra en Europa: la prohibición estricta del rearme de Alemania, lo cual tomó en cuenta la agresiva tradición militarista de Alemania que a fin de cuentas fue lo que la alentó a iniciar la primera gran guerra. Sin armas para llevar a cabo invasión alguna en contra de sus vecinos más cercanos (Francia, Polonia, Bélgica, etc.) Alemania se habría dedicado a sus propios asuntos internos dejando a los demás europeos vivir sus propias vidas. Pero la realidad innegable, contundente, es que Hitler, en abierta y socarrona violación al Tratado de Versalles, empezó a armar a Alemania hasta los dientes preparándola para la conquista de Europa y la expansión mundial del Nazismo en base a su proclamada política de lebensraum. De hecho, la violación del Tratado de Versalles no fué más que la primera de una serie de violaciones mayúsculas a todos los tratados firmados por la Alemania Nazi para la cual los tratados comprometiendo la palabra de honor no valían el papel en el que estaban firmados. En los hechos, el Tratado de Versalles no sirvió para evitar y contener lo que las potencias aliadas temían: un rearme gigantesco de Alemania y el inicio de una segunda gran guerra.

Diga lo que diga Joaquín Bochaca, en los hechos el nunca respetado (por Alemania) Tratado de Versalles no sirvió para nada excepto para ayudarle al mismo Hitler a subir al poder ofreciéndole a los alemanes algo que el mismo Diablo les podría haber ofrecido: venganza. Dulce, brutal, despiadada y violenta venganza. Una venganza cruel y desalmada por la humillación de la derrota inflingida al soberbio coloso alemán, de la cual España se salvó no sólo por haber caído en manos de un ultraderechista fascista amigo de Hitler sino por no haberse unido a los aliados en la Primera Guerra Mundial contra Alemania.

El capítulo VIII de su libro (1945. El Purim) tal vez llame la atención de algunos lectores por su título. La palabra Purim fue popularizada por Julius Streicher -el Joaquín Bochaca de Hitler- con las palabras “Purim Fest 1946” antes de colgar en la horca el 16 de octubre de 1946 para irse al lugar en donde hoy debe de estar junto con su bigotón amo ario Führer por el resto de la eternidad tal y como Streicher lo hubiera deseado en vida. (Dios los cria, y el Diablo los junta, aquí y en la otra vida.)

Las atrocidades que cometió Hitler no las cometió él sólo. Miles y miles de gustosos colaboradores suyos ansiosos por dar rienda suelta a su sadismo se convirtieron en carniceros despiadados tanto en el campo de batalla como en los campos de concentración y en los cuartos de interrogación de la policía secreta Gestapo. Y de todo éste ejército conformado por millares de demonios alucinados por la hipnótica svástica, tan sólo 24 de ellos fueron llevados a juicio en Nuremberg, y de ese puñado minúsculo de enjuiciados por crímenes de guerra, tan sólo doce de ellos fueron condenados a la pena de muerte y tan sólo tres de ellos (Walther Funk, Rudolf Hess, Erich Raeder) fueron condenados a prisión perpetua. Esto no representa ni siquiera una décima de por ciento de los millares de hienas y chacales fascistas que participaron activamente en la comisión de crímenes de guerra de lesa humanidad. Y aún así, por este ridículo e insignificante porcentaje, los literatos de la ultraderecha (Joaquín Bochaca entre ellos) no han cesado de derramar ríos de lágrimas dolorosas por la suerte corrida por este pequeñísimo puñado de carniceros criminales, porque para la ultraderecha la única “justicia” buena era y seguirá siendo la que aplicaban la SS de Himmler en los campos de concentración prescindiendo de jueces y tribunales, no la que se les aplicó a ese pequeño puñado de criminales que no sirvió ni siquiera de escarmiento a los neo-Nazis de hoy.

Podemos seguir destruyendo la labor de Joaquín Bochaca, pero ello no es necesario, porque el curso de los mismos eventos históricos se encargó de destruirle sus argumentos. La tesis principal trata de que los “vencidos” (Hitler y sus Nazis) estaban luchando en contra de una “gran conspiración judía masónica comunista” que quería apoderarse del mundo. Con la caída del Muro de Berlín y el subsecuente colapso del bloque soviético, todos los argumentos en torno a esta estrafalaria teoría así como las mentiras y falsedades con las que fue urdida cayeron como un castillo de naipes. Y a fin de cuentas, los “vencidos” (los alemanes) el día de hoy gozan de una democracia abierta y de una prosperidad que jamás habrían obtenido bajo el Nazismo, porque fué el Nazismo lo que condujo a Alemania a la catástrofe, y fué la derrota contundente del Nazismo lo que posibilitó la Alemania de hoy en vez del imperio de terror que estarían viviendo millones y millones de seres humanos indefensos bajo la Gestapo y el sucesor de Hitler.

Y sin embargo, hay quienes aún se aferran tercamente a toda la mitología del Nazismo. La existencia de la Organización Nacional del Yunque en México y la ultraderechista Universidad Autónoma de Guadalajara con su poderosa sociedad secreta Tecos lo demuestran. Es para gente como ésta para la cual, ultimadamente, escribe Joaquín Bochaca.

Metapedia

Desde el primer día en que fue publicado este blog, la sección de comentarios del mismo fue bombardeada por una cantidad inusual de mensajes, cientos de ellos, literalmente hablando. Y una gran cantidad de ellos, como si se hubiesen puesto de acuerdo sus autores, eran para alabar a Joaquín Bochaca como si fuese el gran revelador iluminado de grandes misterios y grandes verdades. En estos comentarios no hubo uno solo en los cuales se respondiese documentalmente a las observaciones hechas también documentalmente por Spectator a los aspectos cuestionables de sus libros que le quitan credibilidad.

Ninguna bitácora de esta naturaleza tiene capacidad para dar cabida a mil ó 2 mil comentarios, como tampoco fue diseñada para darle cabida a ensalzamientos inmerecidos de autores revisionistas fascistas de línea dura como Joaquín Bochaca. Los comentaristas han omitido hacer referencia alguna al propósito central de la labor de Spectator que no es desmantelar punto por punto, página por página, párrafo por párrafo, la propaganda elaborada por el barcelonés que anhela el retorno de la Falange al poder en España y el regreso a la forma en que se vivía en España bajo la bota del dictador perpetuo Francisco Franco. Esa no es la misión de Spectator. El propósito de Spectator es exponer y exhibir el desarrollo de una peligrosísima conspiración urdida desde hace más de medio siglo en las regiones más ultraconservadoras de México, la cual se está enraizando en el poder federal de México y amenaza con extenderse fuera de México si no se hace algo para detenerla. Esta conjura está basada ideológicamente en la misma literatura elaborada por autores revisionistas como Joaquín Bochaca, Salvador Borrego y Traian Romanescu. Es la materia prima con la cual reclutan a sus seguidores que creen y aceptan todo lo que les dicen estos anacoretas revisionistas creyendo en la buena fé de ellos sin cuestionarles nada. El que esta propaganda esté basada en una tramoya de verdades, medias verdades, y falsedades notorias, es un bono extra para exhibir las debilidades sobre las cuales está basada la conspiración que está en estos momentos en marcha, máxime que ninguna causa por justificada que parezca puede basarse en patrañas por las que no vale la pena arriesgar la vida ni andarle jurando lealtad perpetua a otros vivales que están dispuestos a mandarlos matar en cuanto sospechen que sus lacayos se quieren salir de la trampa al darse cuenta del engaño. Pero ultimadamente ni Bochaca ni Borrego ni Romanescu son el objetivo final de Spectator, como el propagandista Nazi Julius Streicher tampoco fué el principal objetivo de las Fuerzas Aliadas en la Segunda Guerra Mundial.

El que los comentaristas apologistas de Joaquín Bochaca omitan hacer mención al verdadero propósito de Spectator que ha sido y sigue siendo la exposición de la conjura hace suponer que ellos seguramente están de acuerdo con que esta conspiración se siga llevando a cabo, y de seguro hasta les dá gusto. Seguramente están felices de ver lo que la ultraderecha ha avanzado en México gracias a esta conspiración. La misma invasión Nazi de Europa no era más que una conspiración para imponerle eventualmente al mundo entero el yugo Nazi, a la que se ha dedicado a justificar Bochaca. Cuando Hitler invadió a Francia para extender su imperio, allí estuvo Philippe Pétain para recibir a los invasores dándoles la bienvenida con los brazos abiertos. Y lo mismo hizo el noruego Vidkun Quisling al entregarle su patria a Hitler. Contra este tipo de traiciones los apologistas de Bochaca no emiten crítica alguna; por el contrario, los alaban al igual que como lo hace su maestro Bochaca. Y en cuanto a España toca, de seguro también verían con muy buenos ojos la fundación de sociedades secretas de ultraderecha en España como los Tecos y el Yunque para repetir lo que está ocurriendo en México y así garantizarle al Franquismo de núcleo duro su retorno al poder. Hay razones para sospechar en la posibilidad de que esto ya está ocurriendo. Siendo así, no se les puede calificar menos que traidores a su propia patria, a su propio pueblo, a su propia nación. Y los espacios de Spectator no son un espacio de bienvenida para este tipo de gente. Razón por la cual, pese a que siempre ha sido la intención de Spectator de dar cabida a todos los puntos de vista, inclusive los contrarios, sólo será publicados aquí aquellos comentarios que tengan alguna substancia que valga la pena comentar o criticar, rechazando la publicación de lo que a fin de cuentas viene siendo propaganda apologética barata venida de gente fanática que por un lado cree en la fantasía de “la gran conspiración judía masónica comunista” y que por el otro no tiene objeción o remordimiento alguno en que algo igual se esté llevando a cabo en estos momentos en su propio país para garantizarle a la extrema derecha su expansión alrededor del mundo clavándole un puñal en la espalda a su propia patria sin medir las consecuencias.

La obra de Joaquín Bochaca en realidad no es más que la punta del iceberg de un movimiento frenético, el cual tiene raíces ocultas, que busca ansiosamente resucitar a nivel mundial la locura Hitleriana. Una cabeza de la hidra la tenemos en una “enciclopedia” accesible en Internet que se disfraza pirateando el formato de Wikipedia:





aunque la primera no sea ninguna enciclopedia en el estricto sentido académico de la palabra. Es una enciclopedia neo-Nazi, fascista, revisionista, la cual pretende echar el anzuelo sobre aquellos lectores desprevenidos que entren al portal de dicha enciclopedia sin darse cuenta de las verdaderas intenciones de sus creadores. Esta “enciclopedia” empezó como un experimento tentativo el 19 de mayo del 2003 (esta es información corroborada por la utilería para identificación de protocolos de Internet WHOIS) que tres años después abrió oficialmente sus puertas el 9 de agosto del 2006 en sueco y que ha ido “evolucionando” hasta convertirse el 26 de octubre del 2006 en lo que hoy es, haciéndose llamar a sí misma Metapedia, en la cual se puede accesar su versión en Español a través del siguiente enlace:


El sub-título utilizado por esta “enciclopedia”, la enciclopedia alternativa, debería servir como una alerta sobre el revisionismo intenso que se lleva a cabo dentro de esta falsa base de conocimientos. En su portada de entrada,la Metapedia se anuncia engañosamente como “una enciclopedia electrónica sobre historia, cultura, arte, ciencia, filosofía, religión y política editada en varios idiomas”, aunque una vez dentro los usuarios de ésta “enciclopedia” no tardan mucho tiempo en descubrir el asunto al cual realmente está dedicada. La palabra Metapedia, formada de las raíces griegas meta que significa “más allá” y paidos que significa “crianza de un niño pequeño” o “enseñanza” tiene el propósito de engatusar a los prevenidos usuarios de esta enciclopedia neo-Nazi haciéndoles creer a través de dicho neologismo que se trata de una enciclopedia “superior” que vá más allá de todas las enciclopedias convencionales por tratarse de una enciclopedia que sí dice “la verdad”, la verdad según el neo-Nazismo, esto es.

Al mes de octubre del 2008, la fascista Metapedia ya estaba disponible en trece idiomas, presumiendo en su columna de “desenvolvimiento” que en su edición española ya tenía un repertorio de 2 mil artículos (7 de julio del 2008), con la edición inglesa alcanzando un total de 3 mil artículos (24 de mayo del 2008) mientras que la edición húngara llegaba ya ¡a los 30 mil artículos! (30 de septiembre del 2008), lo cual comprueba una cosa que tal vez muchos se resistían a creer: la extrema derecha es un movimiento internacional en toda la extensión de la palabra. Y si la consideramos como un movimiento que tiene como meta única y específica la implantación de un nuevo orden mundial basado en el Nacionalsocialismo de Hitler, esta es una conspiración internacional en el pleno sentido de la palabra, conspiración a la cual se están sumando las sociedades secretas de la ultraderecha de México tales como el Yunque y los Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara. A estas alturas, insistir en negar tal cosa equivale a darles un tiempo precioso a los que se están constituyendo en estos momentos en una de las peores amenazas que está enfrentando la humanidad en el tercer milenio junto con el fundamentalismo musulmán. Pero al menos el fundamentalismo musulmán está limitado a los países árabes, mientras que esto es un fenómeno mundial al cual se incorporan inclusive los mismos países musulmanes tales como Irán cuyo Presidente como Hitler moderno ha enunciado ya su intención de destruír al Estado de Israel. Sin intenciones de asustar deliberadamente al lector pero con el pleno propósito de darle una idea de la magnitud del problema, se le recomienda echarle un vistazo al enlace de Metapedia cuyo título es “Sitios nacionalistas en español”. (A los Nazis de hoy no les gusta identificarse como “nacionalsocialistas”, prefieren utilizar simplemente la palabra “nacionalistas”, aunque a fin de cuentas para ellos viene siendo la misma cosa.) ¡Y estos son únicamente los sitios en Español! ¿Quién dijo que toda la basura propagandística de tipos como Salvador Borrego y Joaquín Bochaca no ha tenido consecuencias?

La Metapedia, basándose para su vasto repertorio neo-Nazi en las obras de “sabios” intelectuales fascistas, no podía prescindir de autores tales como el fascista español Joaquín Bochaca. Veamos lo que la neo-Nazi Metapedia nos dice acerca del libro La Historia de los Vencidos:

En defensa de la verdad (¿?)

La “Historia de los Vencidos” (El suicidio de Occidente) es un excelente libro escrito por Joaquín Bochaca. No es un libro en defensa de Alemania. Es un libro en defensa de la Verdad (¿?). Tampoco es un libro antisemita sea lo que fuere lo que se intente evocar con esa palabra equívoca. (¿?) Es una denuncia, ya formulada contra ciertos individuos y ciertas Fuerzas. Si la abrumadora mayoría de los individuos sirviendo a tales Fuerzas resultan pertenecer a un grupo racial determinado, ello no es culpa del autor, sino de la naturaleza de las actividades de tales individuos. (¿?)

El Autor tiene plena conciencia de que muchas de las aseveraciones contenidas en este libro sorprenderán al lector. Pero, como puede comprobarse en la referenciación y bibliografía de esta obra, se ha procurado siempre, buscar la prueba de parte contraria, o, al menos, el testimonio de personas absolutamente neutrales en relación a cada caso o situación planteados.

Algunas personas piensan que esta Edad de la Democracia Liberal o Popular es la más adecuada a la naturaleza del Hombre (o del Ciudadano, o del «Camarada»), que vive en el mejor de los mundos posibles. Una opinión bien panglossiana. Esas mismas personas gustan de pensar “¡el confort intelectual antes que nada!” que las guerras, revoluciones y catástrofes que continuamente se producen en este Planeta feliz no son más que accidentes, sin autores que los produzcan, ni Fuerzas que los canalicen...

En este libro se sostiene una opinión contraria; una opinión basada en el principio de causalidad. Y además, basada en hechos y en citas procedentes del campo «liberal», no en teorías ni en frases entresacadas de discursos de Hitler, de Mussolini... o del noventa y cinco por ciento “como mínimo” de los celtibéricos profesionales de la pluma hasta mediados de 1943. Las conclusiones del autor serán consideradas como contrarias al Viento de la Historia y, desde luego, como opuestas a la Coexistencia y a la Paz...¡ Como si fuera posible la Paz sin la Justicia! Por qué, ¡oh, ironía!, los feroces belicistas de 1939, los decididos a luchar ó por Dantzig “hasta la última gota de la sangre de los demás” son, ahora, los exégetas patentados e involuntariamente humorísticos del Marxismo Evolutivo, que interpretan un bototazo de Krutschev o una “boutade” de Kossygin como un síntoma de deshielo.

No. Tal vez no sea este libro una contribución a la sedicente Causa de la Paz. Pero el autor, Joaquín Bochaca sustenta la anticuada opinión de que hay, por lo menos, dos cosas que justificarán, siempre, una guerra y mil guerras... por lo menos mientras el Homo sapiens tenga cerebro, corazón y sexo. Una de ellas es la Injusticia... Y la otra, la “Pax Soviética”.

Sobre el autor

Joaquín Bochaca es un autor de una ya impresionante cantidad de títulos, la mayoría de ellos aparecidos en España. Su aporte resulta fundamental para la compresión de la Historia y los hechos asociados con el surgimiento y desarrollo del Nacionalsocialismo en Alemania y el Mundo.

Especializado en el tema de la finanza, es autor de “La Finanza y el Poder” y “El enigma capitalista”. Es uno de los pocos especialistas que aún quedan en el problema judío. Ha publicado una pequeña obra titulada “El Mito del Judaísmo de Cristo” y numerosos artículos en diversas publicaciones nacionales y extranjeras.

Dicha obra como todas las del autor, rehuye el testimonio de fascistas o nacionalsocialistas y se remite siempre a declaraciones hechas por los propios vencedores. La documentación gráfica será abundante. Su labor en el campo de descubrir la auténtica historia de nuestro siglo le ha llevado a realizar diversas traducciones: “Poemas de Fresnes” de Robert Brasillach (del francés al español); “Imperium” de Francis Parker Yockey (del inglés al español); “Las memorias de Lindbergh”, (del inglés al español); “La resistencia Palestina” (del francés al español); “World Conquerors” de L. Marchalsko (del inglés al francés); “Meditaciones de las cumbres” de Julius Evola (del italiano al español).

Apasionado de su labor, antes de acabar una obra tiene ya esbozado el plan de la siguiente, y sólo ocupaciones profesionales le impiden dedicarse más plenamente a su trabajo. Durante el año 1977 un Cursillo semanal de Formación Ideológica en Barcelona y algunas otras conferencias sobre sus temas preferidos: Europa, la Raza, la cuestión Judía, la finanza, etc. le han restado todavía más tiempo a su trabajo. Sin embargo su constante estudio le permite actualizar su documentación y poder o ofrecer obras actualizadas sobre temas que naciendo hace muchos años, han cobrado su importancia en esta segunda mitad del siglo XX.

Obsérvese el argumento “aclaratorio” puesto al principio de este artículo que obra en la Metapedia, en el sentido de que el libro La Historia de los Vencidos de Joaquín Bochaca no es un libro antisemita, recurriendo a argumentos de carácter dudoso como los que esgrimiera en vida el sacerdote católico irlandés Denis Fahey (promotor activo de Los Protocolos de los Sabios de Sión y de la mitología acerca de “la gran conspiración judía masónica comunista”). Son los mismos argumentos que tal vez resultarán familiares para quienes hayan leído ya otros libros tales como Derrota Mundial, La Gran Conspiración Judía y El Judío Internacional de otros autores de la extrema derecha que ponen exactamente lo mismo (palabras más, palabras menos) en los prólogos de sus libros, argumentando que ellos no están en contra de los judíos como raza por cuestiones de raza ni están tampoco en contra de ellos por cuestiones de religión, sino simplemente están denunciando una “gran conspiración judía masónica comunista” en la que todos los judíos del mundo están involucrados, y que siendo así pues los intelectuales de la extrema derecha no tienen culpa alguna en el hecho fortuito de que los “conspiradores” que están denunciando además de estar “conspirando para apoderarse del mundo” sean judíos. Y una vez hecha tal “aclaración”, se dán rienda suelta dentro de sus libros destacando el “judaísmo” de los conspiradores e inclusive inventando “judíos” a raudal, pero aún así insisten en que no son antisemitas (¿¿¿¿????). Si hemos de hacerle caso a estos argumentos pletóricos de cinismo, entonces Adolfo Hitler no era un antisemita, como tampoco lo fueron sus esbirros tales como Heinrich Himmler, Josef Mengele, Reinhard Heydrich y demás miembros de la fauna Hitleriana. ¿Qué culpa tenían ellos, pobrecitos Nazis, de que aquellos conspiradores contra los cuales estaban luchando fueran además judíos? ¿Se puede culpar a los Nazis de ello? ¡Claro que no! La extrema derecha neo-Nazi, bajo su propia visión hipócrita, jamás ha sido antisemita, aunque ello no haya sido de mucho consuelo para quienes durante la Segunda Guerra Mundial, sobre todo mujeres, niños y ancianos, hayan sido obligados a identificarse portando la estrella que los identificaba como tales:





como paso previo para facilitarle a los Nazis su deportación a los campos de exterminio. En realidad, quien ya haya tenido la ocasión (o la mala suerte) de haber leído cualquiera de los libros “clásicos” de la extrema derecha sabe ya lo cínica que resulta la excusa que se dán a sí mismos los literatos de la ultraderecha de que ellos jamás han sido antisemitas, al igual que el alcohólico que niega que tiene un problema inclusive cuando está “tocando fondo” y lo ha perdido prácticamente todo a causa de su incorregible vicio.

Los siguientes párrafos del texto de la Metapedia en relación al libro de Bochaca:

El Autor tiene plena conciencia de que muchas de las aseveraciones contenidas en este libro sorprenderán al lector.

En este libro se sostiene una opinión contraria; una opinión basada en el principio de causalidad.

deben servir como el indicativo principal del preludio introductorio a lo que es un revisionismo intenso de la historia del hombre, en donde todo, pero absolutamente todo tiene que ser reinterpretado a la luz de “la gran conspiración judía masónica comunista”. Y por si queda alguna duda al respecto, el artículo tiene puesto otro párrafo que no deja lugar a dudas sobre lo que es Joaquín Bochaca:

Es uno de los pocos especialistas que aún quedan en el problema judío.

Y el “problema judío” es, naturalmente, el “problema judío” aludido por el antisemita ultraconservador Henry Ford en el sub-título de su libro El Judío Internacional.

Hurgando entre los enlaces proporcionados en los artículos de Metapedia, podemos llegar a cualquiera de miles de sitios Web en Español tales como Welsung-Leitehefte, creado en marzo del 2006 por dizque alemanes “arios” disfrazados bajo los seudónimos Welsung y Hoffman, nacionalsocialistas desde luego. Pero el blog no está elaborado en Alemán, ¡está totalmente elaborado en Español! De hecho, hay razones para suponer que fue creado en México por gente al servicio incondicional de la ultraderecha. Hay varias cosas que delatan su origen, principalmente el hecho de que parece haber sido creado para subir a Internet el libro Derrota Mundial del conocido ultra-fascista mexicano Salvador Borrego, del cual ya para el 13 de septiembre del 2007 estaban colocados los primeros cuatro capítulos de su libro en dicho blog. De haber sido un portal originado en España, lo habrían dedicado para subir a Internet las hechuras del fascismo de España, empezando por Joaquín Bochaca. Y de haber sido un portal originado en algún país sudamericano con un amplio segmento poblacional pro-Nazi como Argentina y Chile, del mismo modo habrían promocionado a sus propios autores “ultra nacionalistas” en lugar de andar promocionando a un neo-Nazi mexicano. Además, el blog reproduce la portada (escaneada) de una bien conservada copia de la décima edición del libro Derrota Mundial:





del cual se imprimieron 5 mil ejemplares en septiembre de 1961, los cuales son extremadamente difíciles de conseguir fuera de México. Casi podemos concluír que este portal es una hechura de “adolfitos” de la ultraderecha conservadora de México. Las actualizaciones de este blog sólo llegaron hasta septiembre del 2007, después de lo cual el blog enmudeció por completo dejando un silencio y un vacío total, y no porque haya habido alguna censura de parte de Blogger. Si sus autores enmudecieron, no fué porque alguien los haya amenazado de muerte o porque hayan llegado la policía o los enfermeros del sanatorio psiquiátrico local para llevárselos. Entonces, ¿qué pudo haber sucedido para que los tipos que pensaban hacer algo grande con dicho blog hubieran enmudecido? Veamos. Justo para el 2007 estaban circulando por Internet los trabajos pioneros de la Alianza Estudiantil Prometeo titulados “La Ultraderecha Mexicana” poniendo al descubierto la existencia de una terrible conjura de extrema derecha materializada a través de la clandestina Organización Nacional del Yunque y la sociedad secreta Tecos respaldada y financiada ésta última por la Universidad Autónoma de Guadalajara, exhibiendo a la vista del mundo entero las pruebas documentales para comprobar la naturaleza fraudulenta de los materiales utilizados por la extrema derecha para indoctrinar incautos. Esto ciertamente los pudo haber tomado por sorpresa sacándolos fuera de balance, convenciéndolos de que era demasiado riesgoso el seguir subiendo a Internet los muchos otros capítulos del libro Derrota Mundial que no subieron y que de haberlo hecho habría expuesto la obra cumbre de Salvador Borrego a ser examinada bajo microscopio y a ser desintegrada como lo hicieron los académicos de la Alianza Estudiantil Prometeo (con tan sólo el primer capítulo del libro Derrota Mundial titulado “Aurora Roja, 1848-1919” disponible en Internet, resulta extremadamente fácil para cualquiera el comprobar que al hablar acerca de “los orígenes ocultos -judíos masónicos- de la revolución bolchevique en Rusia”, el envilecido fascista Salvador Borrego se abstiene de mencionar por completo a Los Protocolos de los Sabios de Sión que el mismo Hitler instituyó como material de enseñanza obligatoria en las escuelas de Alemania, omisión deliberada de parte de Salvador Borrego en virtud de la comprobada naturaleza fraudulenta de ese libelo que dió pie a la mitología de “la gran conspiración judía masónica comunista”; como también resulta extremadamente fácil comprobar que Salvador Borrego se abstuvo de mencionar así fuese brevemente al monje loco Rasputín:





y el importante papel que éste tuvo en la dramática aceleración de la caída de la monarquía de la Rusia Zarista). Además de esto, ya desde un año atrás, en mayo del 2006 habían empezado a aparecer Los Blogs de Spectator expandiendo los extraordinarios trabajos llevados a cabo por la Alianza Estudiantil Prometeo. Expuesta la terrible conjura montada desde la ciudad de Guadalajara, con los ojos del mundo entero cayendo sobre los Tecos y sobre la Organización Nacional del Yunque, al igual que las ratas que saltan del barco que se está hundiendo o las cucarachas y los mosquitos que huyen de la luz del sol los agentes de la ultraderecha laborando en estas bitácoras decidieron guardar silencio ya sea por iniciativa propia o actuando bajo órdenes superiores. De cualquier modo, incapaces de aguantarse las ganas de retomar su lucha “nacionalista”, volvieron a poner manos a la obra enlazando el trabajo que habían dejado trunco a otro blog alterno titulado simplemente Welsungsraum.

En su página titulada Der Krieg geht weiter!! (La guerra continúa) dentro del blog “Leitheft”:





los ultraderechistas que presumimos mexicanos (muy posiblemente ligados de alguna manera a la Universidad Autónoma de Guadalajara) pusieron lo siguiente:

Leitheft era la revista de instrucción para la tropa SS. En esa revista se daba información de todo tipo, tanto política como científica, antropológica, etc. El objetivo principal era hacer sentir a los miembros del SS que no eran sólo soldados peleando por dinero, para salvaguardar los intereses de los poderosos, o para mantener la integridad de una nación burguesa. Los SS eran los guerreros de un Nuevo Orden, en que la Sangre (la superioridad "aria" sobre todos los demás pueblos de la Tierra considerados como "inferiores"), la Tierra eran fundamentales. Se combatía por lo sagrado (¿?), por lo trascendente, ante lo cual el individuo no empequeñecía, porque a diferencia de los sistemas comunistas, la comunidad nacionalsocialista se integra de individuos superiores (la supremacía racial de los arios) y genera individuos superiores (¿?), que voluntariamente deponen sus intereses personales en favor del Pueblo. Pero no del pueblo proletario, identificado con un sistema de producción, el pueblo por el que lucha la SS es el Volk, la comunidad de sangre y destino, grabada en los genes, en el espíritu de la comunidad.

La SS, odiada, vilipendiada (¿?) por la mentira atroz (¿?), era la Orden Guerrera que dirigiría los destinos de una Europa en paz, gracias al reconocimiento de las diferencias étnicas, aplastadas hoy por las falsas naciones burguesas; construidas para salvaguardar los intereses del capital local , que serán pronto también arrasadas en aras de los intereses del gran capital internacional, destruyendo definitivamente a las individualidades y las culturas.

Se dice que hay cientos de especies en peligro de extinción, pues el sistema liberal y comunista destruyeron también, y para siempre cientos de culturas en todo el mundo y finalmente destruirán a una raza entera. La raza blanca debería ser incluida entre los organismos vitales en peligro de extinción debido al odio de los poderes gobernantes (¿?) y, por qué no decirlo, debido también a la traición de sus gobernantes. (¿?)

En este Blog, se reanudará el sistema de los Leithefte, y trataremos de dar información que dé respaldo a los guerreros que, aún no siéndolo de manera formal, habríamos dado la vida contentos, por participar en las divisiones de la Orden Negra y nos sentimos obligados a combatir en todas partes y todo lugar por el Sagrado Tercer Reich, porque en los genes llevamos guardada la consigna:

“Meine Ehre Heisst Treue”
Heil Hitler !!
Sieg Heil !!

La lectura de este material nos debe dejar algo sumamente claro: A menos de que los autores de lo anterior sean rubios nórdicos altos de ojos azules con cociente intelectual IQ de por lo menos unos 140 puntos -nada de lo cual era el mismo Hitler-, ¡los adolfitos mexicanos autores de este material son mexicanos que reniegan de su propia raza!. Precisamente por esto no les cuesta trabajo participar en una conjura en contra de México para llevar a cabo silenciosamente la instalación de un gobierno paralelo secreto. Y al hablar de la instalación de un Nuevo Orden, no se están refiriendo a un “Nuevo Orden Nacional”. Se están refiriendo a un Nuevo Orden Mundial. Esta es la terrible magnitud del problema que enfrentamos hoy en día. Y si parece remota la posibilidad de que un grupo minúsculo de desquiciados pueda consumar tan ambiciosos como enajenados propósitos, baste recordar también que antes del estallido de la Primera Guerra Mundial nadie en Alemania hubiera creído posible que un grupo tan pequeño y tan radical como los Nazis pudiera llegar al poder a base de maniobras tan hábiles como traidoras.

Metapedia, como todo lo que tiene que ver con la literatura neo-Nazi, es pródiga en eufemismos cuando de sus congéneres se trata. Para los autores de la Metapedia, los neo-Nazis supremacistas (racistas) de Stormfront no son tal, se trata simplemente de buenos “nacionalistas” norteamericanos (se refiere a ellos como “un sitio nacionalista estadounidense”). Y las “cacerías” con escopeta de mexicanos que los supremacistas de Stormfront promueven en la frontera sur de los Estados Unidos con México son simplemente una acción patriota justificada para frenar la inmigración indocumentada de esos asquerosos mestizos que amenazan “la pureza de la raza blanca (aria)” ¿Qué culpa tienen los militantes de Stormfront de que estos indocumentados en su gran mayoría sean mexicanos? ¡A matar mexicanos, se ha dicho, especialmente a las indocumentadas mexicanas embarazadas antes de que puedan dar a luz a un niño en suelo estadounidense, pero que nadie diga que Stormfront es antimexicano, del mismo modo que tampoco se le puede acusar de ser antisemita (usando los argumentos torcidos de Denis Fahey)!

Diga lo que diga Metapedia acerca de los neo-Nazis (perdón, “nacionalistas”) de Stormfront , entiéndase bien lo siguiente: Para los supremacistas arios norteamericanos, el único mexicano bueno es el mexicano muerto, algo que todo latinoamericano (mexicanos, brasileños, hondureños, venezolanos, chilenos, uruguayos, colombianos, peruanos, etc.) debería de tomar en cuenta antes abrazar las doctrinas de estos continuadores en el continente americano del fascismo europeo. De este modo, no sólo los judíos están propensos a ser utilizados como chivos expiatorios de los trastornos psicológicos de los ultraderechistas contemporáneos, también están expuestos a ser agredidos y asesinados negros, chinos, mexicanos, etc., del mismo modo en que Hitler envió a sus campos de exterminio a los gitanos no porque fueran judíos o masones o comunistas sino simplemente por el simple hecho de ser gitanos “racialmente inferiores” y por lo tanto indignos de vivir. Naturalmente, ni Metapedia ni Joaquín Bochaca tienen absolutamente nada malo que decir acerca del exterminio de los gitanos a manos de los Nazis alemanes, como podemos comprobarlo con la lectura completa de los libros de Bochaca y la inspección de los artículos colocados en Metapedia. Y dicho sea de paso, esto trae a colación el hecho de que el negacionismo de los fascistas contemporáneos como Joaquín Bochaca no está limitado a los judíos como falsamente se pretende hacer creer, abarca también a otros grupos como lo es el caso de los gitanos. Para los pseudo-historiadores de la ultraderecha, tampoco hubo exterminio Nazi de gitanos, y los que desaparecieron en los campos de concentración seguramente fue porque se los llevaron los países aliados para practicar el “tiro al blanco” con ellos con la intención de echarle la culpa posteriormente a “los pobrecitos Nazis”.

El odio feroz que historiadores revisionistas como Joaquín Bochaca y pseudo enciclopedias como Metapedia intentan inculcar en las juventudes de hoy en contra de cualquiera que no sea neo-Nazi (perdón, “nacionalista”) es el mismo odio con el cual los Nazis alemanes empezaron el Holocausto en la terrible “Noche de los Cristales Rotos” en noviembre de 1938. Y es el mismo odio atroz que llevó a un grupo de “valerosos” neo-fascistas españoles lectores de los libros de Joaquín Bochaca a golpear brutalmente a una indefensa joven estudiante mexicana el 23 de febrero del 2007 destrozándole la mandíbula, de lo cual el editorialista ganador del Premio Nacional de Periodismo 2005 Pablo Hiriart escribió lo siguiente como columnista de Excélsior:

Nuevo Ataque Racista
Vida Nacional
Pablo Hiriart
EXCELSIOR

Por alguna razón los mexicanos que viajan a Madrid tienen una predilección especial por el norte de la ciudad, de La Castellana hacia arriba. Quizás esa querencia se deba a que ahí está el estadio Santiago Bernabéu, donde se escribieron las glorias del mexicano vivo más querido en la capital española: Hugo Sánchez. Y por ahí está también el Asador Donostiarra, y El Corte Inglés, que suelen ser muy frecuentados por los viajeros mexicanos que llegan a Madrid. Cuidado. Es zona de peligro. Ahí tienen lugar ataques racistas, de jóvenes cabezas rapadas, contra latinos, incluidos desde luego los mexicanos. Sí, la España de gobierno socialista, la España que vemos tan nuestra y tan querida luego del asilo brindado a muchos de los suyos durante la dictadura de Franco, de pronto ha comenzado a exhibir brotes de racismo. Racismo violento, contra mexicanos. Le ocurrió a Lucía -nombre inventado, para proteger su identidad- el pasado viernes 23 de febrero. Ella es originaria del Distrito Federal y se fue a España a estudiar relaciones internacionales, actividad que combina con un trabajo en la fundación Save Democracy. Esa tarde, Lucía subía desprevenida las escaleras de la estación del metro Santiago Bernabéu. Con su acento chilango, platicaba, de todo y de nada, con una amiga estadunidense, con quien iba a cenar. De pronto sintió algo extraño, anormal, en su espalda: “Entonces yo me giro y le pregunto a quién tengo atrás de mí, que cuál es el problema. En eso siento un golpe, de alguien que no era él. Cuando alcanzo a regresar la cara (hacia adelante), veo que es una chica que me pegó por primera vez. Antes de poder reaccionar, me pega dos veces más la persona que tengo enfrente, directamente a la mandíbula”. Así se lo contó Lucía al corresponsal de Televisa en Madrid, Alberto Peláez. El hecho es que siete cabezas rapadas, seis hombres y una mujer, atacaron a la estudiante mexicana al oír que hablaba con acento latinoamericano. Después de aturdirla a puñetazos y dejarla bañada en sangre, el saldo para Lucía fue de fractura maxilofacial de segundo grado. De mala gana fue atendida por una ambulancia que se limitó a limpiarle la sangre con un algodón. Llegó la policía y le pidió a la estudiante mexicana que diera una descripción exacta de los agresores. Ella, todavía sangrante y con mandíbula rota, no estaba en condiciones de hacerlo. “Pues lo siento mucho, esto sucede todos los días y sobre todo en esta zona”, le dijeron. Se dieron media vuelta y se fueron. Alberto Peláez entrevistó al presidente del Movimiento contra la Intolerancia, Esteban Ibarra, quien apuntó: “Desgraciadamente, este tipo de agresiones son frecuentes en Madrid…” Y el presidente de la Asociación de Mexicanos en España, Alberto Berlín, confirmó: “Nos hemos encontrado con situaciones similares, que han sucedido con cierta xenofobia…” Bueno, ahí están los hechos. Ahora, la pregunta: ¿debe la Secretaría de Relaciones Exteriores guardar silencio ante este ataque y tomarlo como un incidente inevitable? ¿O debe actuar de manera enérgica, dentro de sus capacidades, para evitar que la siguiente vez la policía diga: “lo siento mucho, pero es habitual que haya ataques racistas contra mexicanos en Madrid”?

Si Joaquín Bochaca paseaba por allí cuando se dieron estos lamentables hechos en contra de esta joven mexicana, seguramente habrá sonreído al ver las consecuencias de su “obra”. Así es Joaquín Bochaca, y nada lo habrá de cambiar.

Aunque los creadores de la neo-Nazi Metapedia intentaron anclarla a la enciclopedia virtual Wikipedia, sus entradas fueron siendo borradas sistemáticamente al no cumplir con los requisitos y condiciones básicas para su publicación en Wikipedia, hasta ser eliminada en su totalidad y proscrita por completo de Wikipedia el 7 de julio del 2008. Esto es lo que dice la Metapedia en Español acerca de la Wikipedia en su artículo titulado precisamente “Wikipedia”:

Pues bien, Wikipedia es una enciclopedia que nos muestra en forma descarada la “historia oficial” (¿?). Una historia manipulada (¿?) y tergiversada (¿?) en forma vergonzosa. Cuenta con el apoyo de la mayoría de los gobiernos mundiales. Con el apoyo de casi el cien por ciento de las organizaciones y asociaciones pro judías, pro sionistas, pro capitalistas, pro comunistas y pro masónicas. (¿?)

Ya sabemos quienes escriben esa historia (todos los que supuestamente están detrás de la "gran conspiración judía masónica comunista" que para los paranoicos neo-Nazis se cuentan por centenas de millares). Quienes no se percatan de ello son los que delegan la facultad de pensar en un aparato de televisión y quienes se sienten muy cómodos dentro del sistema. Tan cómodos como parásitos, tan cómodos como cerdos. Éstos, con toda seguridad, se deleitan con Wikipedia.

Queda claro que para los neo-fascistas que quieren convertir a la Metapedia en la enciclopedia “estándard” de referencia, los millones de académicos, investigadores, estudiantes universitarios, biógrafos e historiadores que usan la Wikipedia y cuyos contenidos están bajo la inspección y vigilancia del mundo entero, todos ellos son unos cerdos. Esto no debe de asombrarnos. Después de todo, así pensaban los Nazis de Hitler, y para ello construyeron los campos de concentración, para todo aquél que se negara a pensar como ellos.